martes, 1 de septiembre de 2009

Nativos capitalistas

Nativos capitalistas

Por Mirko Lauer

Hernando de Soto ha visto en los sucesos de Bagua y su secuela una oportunidad para llevar sus ideas al escenario amazónico. Su Instituto Libertad y Democracia, ILD, lanza este viernes El misterio del capital de los indígenas amazónicos, un DVD del cineasta James Becket acerca de las raíces de la pobreza que padecen las comunidades de la selva peruana.

La película es parte de un proyecto del ILD sobre modernización de los pueblos amazónicos, en la línea de algunos de los ejemplos más exitosos entre sus equivalentes en Canadá y los EEUU. Como era de esperar, las virtudes de propiedad y la titulación ocupan un lugar destacado en el diagnóstico, pero la propuesta es más amplia.

La percepción de de Soto es que aquí los nativos se han dejado arrinconar en una suerte de gueto de la etnicidad, lo cual los ha llevado a ser marginados de ventajas que en cambio son naturales para los habitantes del sector moderno peruano. La defensa de la identidad étnica, afirma, no debería ser un freno a la modernidad, o incluso a la prosperidad.

La situación de lo étnico en el país no es única en el continente, pero es sui generis cuando se le compara con algunas otras. Desde los años 30 el mundo quechua-aymará ha sido visto, y ha preferido verse, en política a través del prisma de la clase social. Es recién en estos años que aparece una visión más étnica de su identidad política.

Mientras tanto los pueblos indígenas de Ecuador y Bolivia han participado en (y ganado) elecciones democráticas con candidaturas propias, y muchos de los del hemisferio norte han emprendido el camino comunitario-empresarial. Esto último en áreas más interesantes que los proverbiales casinos de las reservaciones.

De Soto ha detectado que los sectores más dinámicos de la amazonía indígena padecen los efectos sinérgicos de una informalidad radical, que en su caso específico los vuelve ciudadanos de segunda. Pues el Estado acepta sobre el papel la autonomía de muchas de sus instituciones, pero en los hechos no la reconoce.

Si a lo anterior añadimos la dispersión, las grandes distancias, la poca densidad demográfica, o el desconocimiento por parte del resto del país, el camino hacia una vida mejor (que sin duda pasa por más poder y muñeca para negociar ventajosamente con la inversión en la zona) se vuelve terriblemente largo.

Para el ILD propiedad/titulación es el inicio de ese camino. Quizás a algunos les parezca más expeditivo escalar la entrega de los servicios básicos, empezando por una mejor educación. Pero en todos los casos las claves de fondo están en la voluntad política del gobierno y en la amplitud de miras de la propia dirigencia amazónica.

* El autor ha sido asesor ocasional del ILD.