PARA SER ORDENADOS. Organice y planifique sus actividades
AL SER EL TIEMPO UN BIEN CADA VEZ MÁS ESCASO, NECESITAMOS SACARLE EL MÁXIMO PROVECHO POSIBLE. PARA CONSEGUIRLO, RECURRA A LA AGENDA Y VERÁ QUE EL ORDEN REINARÁ
La agenda, palabra que viene del latín “agendum”, que significa “cosas que se han de hacer”, es quizá uno de los artículos más obsequiados en esta época del año.
Pero el entusiasmo inicial por anotar en ella todas nuestras actividades diarias sucumbe con el paso de los días ante un vicio más poderoso, como es confiarnos de nuestra memoria.
La consecuencia no es otra que olvidar citas, obligaciones y los encuentros pactados. “Con este comportamiento afectamos a otras personas y, lo que es peor, dejamos la impresión de ser gente irresponsable y desordenada”, comenta Luis Palomino, decano del Colegio de Psicólogos Regional de Lima.
Para el especialista en psicología de la conducta, la costumbre de no utilizar una agenda se debe en gran parte a una formación educativa que ha descuidado los valores de la puntualidad, el orden y la responsabilidad. “Las personas se dejan llevar por las actividades que se les presentan, olvidándose de la importancia de planificar para cumplir tareas y conseguir objetivos”, refiere Palomino.
Esto no sucede en otros países, donde el desorden puede llegar a considerarse una auténtica patología, tanto así que en Estados Unidos existe una Asociación de Desordenados Anónimos (Messies Anonymous).
Para llevar una buena agenda, se recomienda dedicar una hora los domingos para planificar la siguiente semana, transferir las citas de la agenda mensual a la semanal o diaria, anotar todas las actividades posibles de su vida cotidiana (dentro de lo razonable), considerando tiempo libre, momentos con los hijos, los amigos y la práctica de deportes.
La Asociación de Desordenados Anónimos recomienda reconocer nuestros defectos y virtudes, pues hay personas que suelen dejar todo para después. Para ello, invéntese límites de tiempo artificiales con el fin de cumplir sus tareas.
Sugiere también conocer el estilo propio de trabajo (si se prefiere avanzar en trechos largos o de a pocos) e identificar los horarios personales de alta y baja energía. Pregúntese si está usando bien su tiempo y evalúe la importancia de la actividad que realiza en ese momento.
En todo caso, lo ideal es utilizar la herramienta que nos permita dar seguimiento a nuestra propia organización.