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Eduardo Ballón. El experto en temas de regionalización sostuvo que la propuesta del presidente Alan García de crear regiones piloto es una expresión de buena voluntad, pero sin planificación alguna.
Por María Elena Castillo.
Foto: José Vidal.
Uno de los temas puestos en el tapete tras la reunión entre el presidente Alan García y los presidentes regionales ha sido la formación de macrorregiones. ¿Hay coyuntura para iniciar este proceso ahora? 
La propuesta de García sobre la integración de regiones es solo la expresión de voluntad, pero no hay nada concreto avanzado.
¿Es importante promover la creación de las nuevas regiones?
Estamos frente al desafío de pensar regiones, pero hay que hacerlo seriamente. Es decir, hay que pensar las regiones desde la vida de la gente, desde los circuitos económicos, mercantiles, sociales, etc., pero también desde la historia, para analizar si tienen mayores o menores posibilidades. Hay que pensarlas con una racionalidad que apunte a un futuro, es decir, qué buscamos con las regiones y cómo unas pueden compensar a otras para tener espacios territoriales menos desiguales, más equitativos, más homogéneos. Pero lo que ha hecho García es solo la declaración de una intención, sin ningún trabajo de planificación.
Más bien con un reciente proceso de referéndum en el que la mayoría de la población rechazó las regiones propuestas por el gobierno…
Y la eventualidad de tener un nuevo intento fallido sería muy dañina para el país. Por eso su gesto es importante para decir que no se ha olvidado del tema, pero es clarísimo que no hay mucho preparado. La experiencia más significativa que hay ahora en esa perspectiva es la de la Junta de Coordinación Macronorte, que es interesante y tiene algunos logros, pero está lejos de ser el soporte, en el corto plazo, de un proceso concreto de integración, entre otras cosas porque la gente no sabe de qué se trata.
No debemos esperar, entonces, que en un corto plazo se formen las regiones piloto de las que habla el jefe del Estado …
Ojalá que se haga en el mediano plazo, pero depende de que en el cortísimo plazo se empiecen a crear las condiciones para que la integración sea posible.
¿Hay suficiente tiempo para que eso ocurra en este gobierno?
Lo ideal sería que en los próximos dos años estemos en condiciones de, por lo menos, tener una región piloto funcionando lo mejor posible, de modo que elija sus nuevas autoridades en las próximas elecciones regionales.
Y dígame, por lo que usted sabe, ¿cree que se está haciendo algo para ello?
Muy poco se ha avanzado hasta hoy día en la perspectiva de las macrorregiones.
‘‘Deben ser como máximo seis regiones’’¿Qué se debe tener en cuenta para crear la denominada región piloto?
Debe ser el resultado de una suma de voluntades políticas. Obviamente tiene que haber la voluntad política del gobierno central, pero también de los actores de las regiones; de lo contrario, sería inviable.
¿Cuántas regiones debe haber? ¿Doce como en el primer gobierno aprista?
Como máximo seis, pero hay que tener en cuenta muchos temas para definir su nueva delimitación.
¿Puede incluirse esto en la agenda de la comisión que verá el tema de la descentralización fiscal?
Sí. Y hasta junio se puede avanzar el diseño e iniciarse la discusión. Ello supondrá un arduo debate, porque hay regiones muy celosas, que no quieren compartir recursos, pero hay que empezar el proceso.