ESPECIAL
EL COMERCIO
“Todo lo que ocurrió volverá a suceder”, dicen los geólogos. El gran terremoto que en 1868 azotó el sur del Perú y el norte de Chile podría repetirse al sur de Ilo. ¿Estamos preparados?
Por: Nelly Luna Amancio
Lunes 29 de Marzo del 2010
La desesperación no conoce de nacionalidades. Anita Arguedas Ayala, jefa de operaciones de la Dirección Regional de Defensa Civil de Arequipa, no lo dice, pero lo piensa. Recuerda las primeras y desafortunadas declaraciones de la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, rechazando la ayuda internacional y anunciando las pocas pérdidas que habría dejado el terremoto en su país. La funcionaria compara esta reacción con las palabras del presidente Alan García tras el terremoto de Pisco en el 2007: “Afortunadamente no se han registrado cuantiosos daños”.
Ella asegura que nunca se está lo suficientemente preparado para un terremoto, pero que sí es posible hacer todo el esfuerzo en fiscalizar las construcciones e implementar planes de atención de la emergencia. El geólogo y geofísico Jorge Kosaka, ex subjefe nacional de Indeci, coincide con ella, sobre todo —dice— cuando ya se tienen identificadas las zonas de silencio sísmico en las que se podrían registrar los próximos eventos.
Los geólogos Ronald Woodman y Hernando Tavera, destacados investigadores del Instituto Geofísico del Perú (IGP), sostienen desde hace tiempo que entre el sur de Ilo y el norte de Chile hay una gran zona en la que podría registrarse un sismo similar al último terremoto de Chile.
Un estudio elaborado por la Universidad Nacional de Ingeniería señala también que en Moquegua podría ocurrir un evento mayor al registrado el 23 de junio del 2001. El mismo estudio estima que en caso de un terremoto intenso el 60% de las edificaciones en esta región sufrirá un daño severo.
El gran problema de Moque-gua es el mismo de todo el país: la autoconstrucción, la ausencia de adecuados estudios técnicos y de suelos a la hora de edificar centros de salud y escuelas. En la capital de esta región, por ejemplo, en el asentamiento humano San Antonio, el más afectado por el terremoto del 2001, la posta de salud —que ya presentaba rajaduras en sus estructuras antes del terremoto— ahora está abandonada.
En la zona de San Antonio, las casas que se construyeron con los préstamos que el Banco de Materiales entregó a los damnificados presentan grietas que sus inquilinos han tratado de cubrir con cemento. “El problema fue que se entregaron préstamos, pero no hubo supervisión en la construcción”, señala Kosaka.
Pero el terremoto no es la única amenaza. “Después del sismo podría producirse un tsunami en Ilo. Y en la zona del posible impacto se encuentran centros de salud y colegios, uno de ellos es un centro para niños con discapacidad. ¿Qué pasaría con ellos?”, se pregunta Daniel Tognoli, coordinador del proyecto de cooperación internacional italiano para la prevención de desastres. Desde hace más de dos años su organización desarrolla varios planes de atención de desastres: el 95% de los que participan en sus talleres son mujeres. “Se tiene que hacer un esfuerzo para hacer más simulacros de evacuación con la población que vive en los balnearios”, insiste Tognoli.
De registrarse al sur de Ilo un terremoto, este —por su gran intensidad— podría afectar también Arequipa. Y, en este caso, además de la vulnerabilidad de sus viviendas, está la fragilidad de sus monumentos históricos. Las estructuras de estos —salvo la Catedral— quedaron muy debilitadas con el terremoto del 2001. El mismo gerente del Centro Histórico, Luis Venero Latorre, reconoce que un nuevo sismo podría traer abajo estas construcciones. “Se necesita reforzar sus estructuras pero no hay dinero, debería haber facilidades para invertir dinero del canon en la protección de este patrimonio”, dice. Los claustros de La Compañía, el Puente de Fierro, el mercado de San Camilo, los conventos de Santa Catalina y las iglesias de La Merced y Santa Teresa son los más vulnerables.
En el 2005 el IGP elaboró un informe en el que anunciaba que al sur de Chilca se registraría un terremoto, las autoridades no hicieron caso a la advertencia, dos años después Pisco fue asolado por un terremoto. “Si el gobierno hiciera caso a los científicos y tomara decisiones técnicas, otra sería la situación”, cuestiona Kosaka.
Pero la población debe también poner de su parte. “Defensa Civil te ayuda durante la emergencia, la ayuda no puede hacerse permanente”, dice Anita Arguedas, la funcionaria de Indeci-Arequipa