En Tayacaja la desproporción llega a 3,879 personas por cada custodio del orden público. Convulsionado valle necesita más policía ciudadana y acción social para frenar narcotráfico y terrorismo.
Edmundo Cruz.
San Francisco es la principal puerta de entrada a ese feraz y remoto valle más conocido por sus siglas: VRAE (Valle de los Ríos Apurímac y Ene). La comisaría de San Francisco, con sus 12 efectivos, fue durante largo tiempo el único puesto policial dedicado a la seguridad ciudadana, o sea, al trato directo con la gente del pueblo. Esto, en un valle que atraviesa cuatro departamentos y cuya población debe bordear las 180 mil personas. El cálculo sube a unos 350 mil habitantes si sumamos no los distritos sino las provincias aledañas.
En los años 80 y 90, otros puestos policiales fueron desactivados a causa de la violencia de SL, y nunca más fueron restablecidos. Las comisarías responsables de la seguridad ciudadana ni siquiera fueron habilitadas tras la captura de “Feliciano” y la derrota militar de SL en el campo lograda hace ya más de 10 años.
Se dejó que los remanentes de SL sobrevivieran para que a fines del 2005 reanudaran acciones, esta vez convertidos en un ejército de la coca. Este aparato armado del narcotráfico ha desatado la violencia y ha provocado la movilización de las fuerzas del orden, dentro de un planteamiento estratégico y táctico que se centra en la represión y no da la importancia debida a la seguridad ciudadana y al trabajo con la población.
Fuerzas militares
Se estima que, desde la institución del Comité Especial del VRAE a la fecha, la fuerza armada ha constituido más de 22 Bases Contra Terroristas (BCT), con un promedio de 50 efectivos por destacamento, lo que arroja un total aproximado de 2,100 efectivos, en los departamentos de Ayacucho y Junín.
A lo que se suma el personal militar del Comando del Comité Especial, ubicado en Pichari, distrito del Cusco, en la margen derecha del río Apurímac, con sus batallones de fuerzas especiales, de servicios, de material de guerra y policía militar. En total, unos 3 mil efectivos.
Fuerzas policiales
El recrudecimiento de la violencia alimentada por el narcotráfico determinó que en mayo del 2007 se creara el Frente Policial del VRAE. Su primer jefe, el coronel PNP Jaime López, reclamó recursos pero habló de un contingente de 750 efectivos a su mando.
Sin embargo, las cifras que se leen en el portal del Ministerio del Interior precisan en 567 la cantidad de efectivos policiales asignados a esa nueva gran unidad policial.
Según fuentes policiales directas, a fines del año pasado el VRAE contaba con unas 13 comisarías en las provincias de Huanta, La Mar, Satipo y Tayacaja.
En los distritos cusqueños de Pichari, Quimbiri y Vilcabamba, de la provincia La Convención, en la margen derecha del río Apurímac, no existen comisarías.
Pichari es la sede del Comité Especial del VRAE, dirigido por el general EP Ricardo Moncada Novoa. Quimbiri es la sede del Frente Policial del VRAE. Su jefe es el general PNP Italo Perochena. Observadores diversos opinan que su sucesor podría ser el general PNP Luis Valencia Hirano por su experiencia en lucha antiterrorista. Sus 567 efectivos están desperdigados en 13 comisarías y en unas 16 unidades especiales.
Seguridad ciudadana
En las cuatro provincias que comprende el VRAE, solo se cuenta con 154 efectivos para el trabajo con la población. En la provincia de Huanta, en donde ha ocurrido la mayor cantidad de atentados de los últimos meses, solo hay dos comisarías, una en Huanta capital con 30 policías y otra en Huamanguilla con 7 efectivos. Una tercera, en San José de Seccse, fue desactivada el 2006. Total: 37 policías.
Si esta cantidad la relacionamos con la población de la provincia (72,016 habitantes), obtenemos un indicador alarmante: en Huanta cada policía tiene a su cargo la seguridad de 1,946 habitantes.
En el distrito huantino de Santillana está acantonada una base contraterrorista de fuerzas especiales de Diroes, pero la labor de este tipo de unidades es represiva. No realiza trabajo con la población que está neutralizada por la alianza del narcotráfico con los remanentes terroristas.
La situación es parecida en la provincia La Mar. Allí funcionan tres comisarías , una en San Miguel (9 policías), otra en Tambo (9) y una tercera ya mencionada, la de San Francisco (12). Total: 30 efectivos policiales. El número de unidades en La Mar sí es elevado: tres bases contraterroristas de Diroes en San Miguel (15), Tambo (15) y Machente (5). Más una repartición de DEPITAC (Departamento de Inteligencia Táctica Contra el Terrorismo) con 9 especialistas. En Palmapampa, al sur de esta provincia, está uno de los dos batallones antidrogas con que cuenta la Policía en este valle: la DIVOTAD Palmapampa (División de Operaciones Tácticas Anti Drogas), con 32 operadores antinarcóticos.
Para este mismo tipo de acciones se suma el Grupo de Operaciones Antidrogas (GOA) de Machente, con 9 agentes, más una unidad de la Policía de Carreteras de Tambo, con 18 efectivos y 5 unidades móviles, para combatir el tráfico por tierra. Total: 103 cuadros para represivas específicas que no suponen un acercamiento orientado a la población.
Satipo, con 94,250 habitantes, tiene tres comisarías: en Satipo (31 policías), Mazamari (11) y San Martín de Pangoa (15). Total: 57 policías. Cada uno de ellos tiene a su cargo la seguridad de 1,653 pobladores. La relación es mucho más alarmante en el caso de la provincia de Tayacaja, en el departamento de Huancavelica. Para 116,371 personas hay 30 policías. O sea, cada custodio del orden debe responder por 3,879 pobladores.
En Lima Metropolitana hay 26,237 policías para unos 8 millones de personas, o sea, un policía por 304 habitantes.
Datos
Recursos. El VRAE ha recibido más de 300 millones de soles en varias inyecciones económicas que no han tenido los efectos deseados.
El río. El VRAE abarca la margen izquierda del río Apurímac, en Ayacucho, a cuya vera están las provincias de Huanta y La Mar. La margen derecha del mismo río, en Cusco, con Pichari, Quimbiri y Vilcabamba. La parte norte de dicho valle en la provincia de Satipo, en Junín. La parte sur, en Apurímac, con la provincia de Andahuaylas. Quizás, al noreste, Tayacaja, en Huancavelica.