| Especial |
Son vistos como suicidas, depresivos y homosexuales por su sobrevaloración de lo estético y su discurso sentimental. Pero más allá de estos prejuicios –que no se generalizan en todos sus miembros–, son atacados por sus gustos y apariencias. El Parque Washington es su punto de encuentro.
Karen Espejo.
Elvis oculta su rostro tras un extenso cerquillo oscuro. Avanza cobijado entre sus cabellos, que reposan como una máscara sobre su semblante. Elvis hace lo mismo que los demás jóvenes del Parque Washington: ignorar las burlas de la gente y seguir su camino. 


Si alguna noche atraviesa esta parte del Centro de Lima, donde una rotonda de aromas alcohólicos alberga a adolescentes vestidos de negro, podrá conocer que una nueva tribu juvenil se expande sigilosa y en medio de prejuicios: los ‘emo’ o los chicos emotivos.
"Que no te sorprenda que nieguen ser ‘emos’. En Perú, muy pocos lo aceptan por temor al rechazo", había advertido el psicólogo social Sandro Macassi, director del Centro de Investigación Calandria, antes de ir en busca de estos jóvenes de apariencia sensible.
Y así fue. Todos se encerraron en sus propios círculos, donde solo permitieron ingresar a los que lucían como ellos: hombres y mujeres delgados, de jeans y polos ceñidos, zapatillas chapulinas o a cuadritos, ojos con un marcado delineado negro o rojo, y un flequillo que cubre uno o ambos de ellos.
¿EMO=SUICIDIO?
La relación que estos chicos mantienen con los pensamientos suicidas no se generaliza en todos sus miembros. Sin embargo, según el especialista, existen casos en que jóvenes ligados al movimiento emo han causado pánico en los colegios por cortarse las muñecas delante de sus compañeros.
Por su parte, Raúl Arguedas, baterista de "Mi Número Perfecto", una de las bandas de hardcore preferidas por los emo, afirma que no todos sus seguidores emos presentan heridas a la altura de las venas. Se les vincula a estos actos debido a la música que suelen escuchar.
"Nuestras canciones tratan de sentimientos y decepciones amorosas. Mezclamos los sonidos suaves con los gritos, donde explosionan la melancolía, el drama, el extremo dolor", añade Jorge Casimiro, guitarrista del grupo.
ACTITUD EMOTIVA
En países como Argentina, México, Estados Unidos y España, los ‘emo’ no solo comparten los mismos gustos musicales, de ropa y peinado –mezcla de punk, hardcore y gótico–, sino que persiguen una ideología basada en la exaltación de sus emociones, el pacifismo, el no consumo de alcohol y drogas, así como las fuertes tendencias al suicidio.
En Perú, este pensamiento no existe, salvo su predisposición y su discurso depresivo.
Sin embargo, como ellos mismos aseguran, "se trata sobre todo de estética", una transformación diaria de aspecto que solo en el peinado puede tardar más de una hora.
Por su parte, Sandro Macassi asegura que aquí no existe una cultura emo, sino solo es una moda sin correlato ideológico.
Es más bien una actitud que se ha popularizado, pero sin convicción o apuesta cognitiva.
INSTROSPECCIÓN
Los jóvenes emo son en su mayoría introspectivos, de apariencia débil, temerosa, y la imagen de los hombres muy similar a la de las mujeres. Por este motivo –según Macassi–, los "anarko" y los reggaetoneros los rechazan por considerarlos una amenaza a la cultura machista que ellos predican.
Sin embargo, no solo la discriminación recae sobre estos chicos de actitud emotiva, que en nuestro país tiene cada vez más adeptos de entre 13 y 20 años, sino la violencia y rabia que se vuelcan contra ellos por lucir de manera andrógina.
Elvis Quezada (18), Sebastián (15), Gonzalo (19), y un grupo más que no quiso identificarse aseguraron haber sido testigos de agresiones con cadenas y botellas rotas por jóvenes vestidos de negro, con aplicaciones de púas y peinado erizado: los "anarko", otro clan juvenil que pulula en la capital, actuando de manera activa contra las normas.
"GUERRA FASHION"
"Suelen venir grupos de 8 a 10 personas con apariencia metalera, o a veces otros de ropa holgada que parecen vándalos, a golpearlos, a insultarlos durante las madrugadas sin motivo alguno, luego se van y es como si nada hubiera pasado porque ellos (los emo) no denuncian, tampoco se van del lugar", confirmaron fuentes policiales.
Según el psicólogo Macassi, se trata del aferramiento a un territorio. Los "emos" saben que permaneciendo en este parque se exponen al maltrato, pero continúan ahí porque es su espacio, sienten que les pertenece y lo defienden como tal.
El 18 de mayo, a la altura del Parque Washington, un grupo de reggaetoneros atacaron con piedras a dos jóvenes emo –prefirieron guardar sus nombres en reserva–, al punto de romperles la cabeza.
El motivo de la agresión fue el rechazo contra la ropa y música de sus víctimas.
Entonces, según el músico y comunicador Paul Gogin, se ha desatado una "guerra fashion", un enfrentamiento donde se ataca a las personas simplemente por el modo en que lucen, una lucha donde nadie se cuestione contra quién lucha realmente: si contra un enemigo externo o contra la propia tolerancia. ¿Y hasta cuándo? Quizá hasta que el pensamiento adolescente se canse de invadir sus mentes.
CLAVES
¿Alienación? "Nuestros movimientos juveniles son una copia de otros países, mera alienación. Solo repetimos esquemas y ciclos de afuera que nada tienen que ver con nosotros".
Contacto. "Los chicos tienen un amplio contacto con el mundo a través de Internet, y lo único que hacen es traducir los elementos extranjeros y adecuarlos a su conducta, sin saber qué fines persiguen", dice el comunicador Paul Gogin.
