
| El suplemento ecológico del diario francés "Libération" hizo un rastreo por el trayecto de los polos de algodón. Paris. EFE. Ya antes de existir, solo en la primerísima etapa de cultivo del algodón que le dará vida, se necesitan "2,000 litros de agua" para cada ejemplar de esta pequeña prenda que popularizaron los marines estadounidense en la II Guerra Mundial, destaca el rotativo. De hecho, algunos focos de agua en el mundo, como el Mar de Aral, entre Kazajistán y Uzbekistán, en Asia Central, se han desecado en un 95 por ciento debido al vecino cultivo intensivo del algodón, añade el reportaje. Caro cultivo Para conseguir un kilo de fibra de algodón hacen falta 150 metros cuadrados de tierra y 230 gramos de abono, según la Organización No Gubernamental World Wildlife Fund (WWF). China, Estados Unidos, Pakistán e India son los cuatro principales productores de algodón en el mundo y en uno de estos países ve la luz la fibra que luego, en su etapa de blanqueo y "ennoblecimiento", pasará por diferentes baños de jabón y agua oxigenada. Una vez cortado el tejido, termofijado y confeccionada la camiseta, sin duda en otro continente, llega la hora del transporte para millones de toneladas de estas prendas, por barco, camión o avión, que tampoco es neutro desde el punto de vista medioambiental. En cualquier caso, subraya "Libération", cuando llega el momento de la comercialización, cada prenda ha visitado ya al menos tres continentes. Lavado dañino El índice aumenta considerablemente si, además, se utiliza una secadora automática y se plancha. Luego, a millones de toneladas de camisetas les queda aún, sin embargo, un cuarto continente por conocer. Es África donde llegan las prendas encaminadas a través de las ONG y asociaciones humanitarias para empezar una "nueva vida". El diario evoca "algunas pistas" para no sentirse exageradamente culpable al portar una camiseta 100% de algodón y evitar tener que ir "con el torso desnudo". Unas son más simples que otras, como el tendido tradicional o el uso de lavadoras de clase A (menos consumidoras de agua y de energía y, por lo tanto, del fatídico CO2). Sugiere, igualmente, comprar camisetas hechas con algodón biológico, producto de agricultura sostenible, no destructora de su entorno inmediato.
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