viernes, 9 de noviembre de 2007

Luces y sombras en Villa El Salvador

Especial

Ir al encuentro de este rincón de Villa El Salvador es encontrarse con una dura realidad. No hay servicios básicos, el único lugar con energía eléctrica es 11 de Diciembre, zona que vio la luz cuando sufrió un voraz incendio.

Milagros Mauricio.

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Sueños. Madre soltera, Erika Rivas Parinango (40) vigila el descanso de sus dos pequeños hijos. Una luchadora del día a día.
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Iluminados. La señora Albertina Heredia Vílchez (62) hace sus labores ayudada por la luz de una vela.
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Mivivienda. Muy cerca a la realidad, madre e hijo se ayudan a pelar papas.
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A la obra. Indeci recomendó construir un muro de contención. Ella así lo hace.

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"Solo las viviendas han mejorado. Cuando llegamos a invadir hace 5 años nuestras casas eran de esteras, ahora son de triplay o machihembrado. Es un paso importante en nuestras vidas, pero aún no tenemos agua, ni luz, ningún servicio básico", relata Lorenza Pérez Callo, una humilde moradora del Mirador de Villa, comunidad que conforma Lomo de Corvina.

La humedad estremece los huesos, la densa neblina cubre gran parte del cerro que da nombre a esta comunidad. Subir los escalones hechos con sacos de arena o con llantas no es problema. Pero hay que eludir uno que otro perro, hasta llegar a la cumbre, en Lomo de Corvina, una de las últimas invasiones de Villa El Salvador.

Arriba, la arena húmeda dificulta las pisadas, parece que se caminara sobre tierra movediza. De entrada nos topamos con las miradas sigilosas de los pobladores, como si sospecharan de nuestra presencia.

La gente no es hostil, pero sí desconfiada. "El Ministerio de la Mujer no permite que hablemos con nadie", relata una madre cuidadora de uno de los wawawasis, Ermelinada Cruz Saavedra (24). Ella ha convertido su casa en una especie de guardería para 16 niños, a quienes sus madres dejan antes de ir al trabajo muy temprano. Recibe 120 soles mensuales por esta labor.

Aquí, sobre esta pendiente de arena, desde donde se observa, extendida y pujante, Villa El Salvador, no hay señal de progreso. Lomo de Corvina alguna vez fue un extenso arenal que centelleaba con la luz del sol. Alguna vez fue un arenal deshabitado. Ahora sigue siendo un arenal. Pero a diferencia del año de la invasión, el 2002, lleva a cuestas la vida de miles de personas.

¿Agua? ¿Luz?

Aquí, la vida no es igual que en los otros distritos de Lima. El panorama es gris. Lo único que le da color a este gran poblado es el azul de las bolsas con que cubren el techo de las casas, para que el frío y la humedad de la noche no dañe a los moradores.

Es casi el mediodía. La cisterna hace su entrada triunfal en un lugar donde el agua es una carencia generalizada, hombres, mujeres y niños corren con sus tachos a comprar un poco de agua que les permitirá asearse y cumplir labores del hogar.

"Comprar agua todos los días es más caro que en las zonas residenciales. Cada tacho grande de agua nos cuesta S/. 1.50 y si lo multiplicamos por 30 días, pagamos S/. 45. ¿Ve? Resulta tonto, pero es así. Somos los que tenemos menos recursos los que pagamos más", asiente Javier León Vargas, de la zona de Collasuyo.

Lomo de Corvina está conformado por 8 sectores. Pero en realidad no hay divisiones físicas, todo es un enorme conjunto. No hay actividad económica preponderante en Lomo de Corvina. Aquí todos "bajan" temprano a la ciudad para desempeñar una labor y aplacar sus necesidades. Unos se dedican a la construcción, otros al comercio, otros simplemente hacen labores caseras. El ingreso promedio no es mayor a 25 soles,

Irónicamente, la luz llegó a este lugar luego del incendio que se produjo el 11 de diciembre de 2002. Aquella vez, 400 viviendas quedaron devastadas. Tras la tragedia llegaron las promesas y, por suerte, por primera vez se vio en esta zona postes y cableados nuevos... pero únicamente para la zona siniestrada, que bautizaron como 11 de Diciembre.

"Ahora hay conexiones clandestinas, pues para tener luz la jalamos de 11 de Diciembre y pagamos 35 soles. Ellos abusan de nosotros porque saben que necesitamos de ella. ¿Qué debemos hacer? ¿Quemar nuestras casas para tener luz?", pregunta Paulina Céspedes Grute.

Menú a S/. 1.20

Enfermarse en Lomo de Corvina es una verdadera tragedia. No existen posta médica a un kilómetro a la redonda. La más cercana está a unos 35 minutos caminando y apenas cuenta con los servicios básicos para atender a la población.

La mayoría se alimenta en comedores populares, donde las mujeres se encargan de elaborar la comidas con recursos del Estado. El menú cuesta S/. 1.20. Unas 60 raciones se reparten diariamente.

Ya es de noche. Y la población de Lomo de Corvina vuelve a sumergirse en la penumbra. Nadie es dueño de nada aquí, pues aún no tienen títulos de propiedad que defiendan como suyas. Por supuesto, solo son dueños de sus esperanzas.

Reacciones

"Es injusto que los más pobres tengamos que pagar tanto por los servicios básicos, más que en la ciudad".

JAVIER LEÓN
Fiscal de collasuyo

"Me gano la vida pelando ají, me pagan 0,80 centavos el kilo. No puedo trabajar en otra cosa, tengo 57 años ".

DOMITILA ORTIZ ARCE
Moradora de Lomo de Corvina


Una historia con incendio

El cerro Lomo de Corvina ubicado a 20 kilómetros al sur de Lima fue invadido la mañana del 26 de octubre del 2002, por un grupo aproximado de 198 familias. Hombres y mujeres con esteras y palos tomaron posesión de este terreno sobre un cerro.

La tarde del jueves 11 de diciembre, un balón de gas estalló en un humilde hogar devorando, en unas 17 cuadras, a unas 400 casas de esteras y paja. Quedaron calcinadas. El siniestro dejó cerca de dos mil damnificados.

Lomo de Corvina ha seguido creciendo al punto que ahora cuenta con 8 AAHH, entre ellos están La Encantada 1 y 2, San Ignacio de Loyola, Collasuyo, El Mirador de Villa, 11 de Diciembre, Los Laureles de Villa y Las Palmeras.

Luego del terremoto del 15 de agosto, el sismólogo Julio Kuroiwa, declaró en "estado de alerta" Lomo de Corvina, ubicado en una pendiente de arena. Un efecto sísmico podría afectar a la población. Indeci ha dispuesto aquí la construcción de un muro de contención.