jueves, 13 de septiembre de 2007

15 años después de la captura del Siglo




miércoles, 12 de septiembre de 2007

• Años después de su captura, lograda por un puñado de valientes policías, Abimael Guzmán Reinoso, el jefe de Sendero Luminoso, permanece en una prisión de máxima seguridad donde cumple sentencia de cadena perpetua.

César Romero.

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Capturado. Abimael Guzmán con ficha de identificación policial número 1509, que hace alusión al día de la ex Policía de Investigaciones del Perú, el 15 de setiembre. Haga click en la imagen para ver infografía.

"A las 8.45 de la noche, Ardilla y Gaviota escucharon el golpe metálico de la puerta que se abría. Sintieron que una corriente eléctrica les sacudía de la cabeza a los pies. Ardilla, un joven alférez con un año de egresado de la Escuela de Oficiales, intercambió miradas con Gaviota y le dijo: "Ahora es, prepárate". Momentos decisivos.

Cuando se abrió la puerta de "El Castillo" , los primeros en atravesar el umbral fueron el músico Celso Garrido Lecca con su novia, la bailarina Patricia Awapara. Detrás de ellos salieron su sobrina Maritza y Carlos. Se despedían, cuando vieron que desde la tienda se acercaba una pareja que los apuntaba con sus revólveres y les gritaban: ¡policía!

Los primeros segundos fueron de una sorpresa brutal. El primero en reaccionar fue Carlos Incháustegui. Se abalanzó a "Ardilla" que lo apuntaba con un arma, con la intención de quitársela. "Gaviota" hizo un disparo hacia arriba. El sonido del disparo paralizó a "Lolo". Maritza empezó a gritar para llamar la atención: ¡qué pasa! ¡Qué buscan ustedes!... La actitud decidida de "Gaviota" hizo que ingresaran a la casa.

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Abimael y su cúpula terrorista: Las condenas que recibieron. Haga click en la imagen para ampliar.

"Ardilla", al ver que los agentes que estaban alrededor de la casa demoraban en acercarse, optó por subir. Tenía la orden de ganar el segundo piso, que era donde podía estar el líder. Cuando subía a trancos la escalera observó que había una puerta corrediza, de triplay, que impedía el acceso. Una mujer vestida de negro miraba asustada a través de la puerta semiabierta. Al verlo, la cerró con fuerza.

"Ardilla" se abalanzó y sintió que el triplay cedía ante su peso, cayendo hacia atrás con el armazón de madera. Después de levantarse siguió a la desconocida que ingresó a un ambiente, a la derecha.

El rostro de la sorpresa

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Abimael Guzmán es presentado a la prensa, tras su captura, vistiendo un traje a rayas.

Al entrar con el arma en la mano, un sujeto que estaba sentado en un sillón se paró rápidamente y lo quedó mirando. En su rostro se reflejaban la sorpresa y el temor: era Abimael Guzmán. A su costado, tres mujeres lo protegían con sus cuerpos. El miedo asomaba en sus rostros". Este fue el relato del coronel PNP (r) Benedicto Jiménez de aquel memorable 12 de setiembre de 1992 .

Han pasado 15 años de esas decisivas horas, cuando un grupo de oficiales y agentes de la policía antiterrorista logró capturar al cabecilla de Sendero Luminoso, el grupo terrorista que el 17 de mayo de 1980 había declarado la guerra a los peruanos y desatado una orgía de sangre que aún no termina de secarse.

Hoy, Guzmán pasa sus días en una oscura y fría celda de la Base Naval del Callao, donde declama a las paredes sus arengas de guerra popular, guerra de guerrillas, equilibrio estratégico y otras frases escogidas del discurso del líder chino Mao Tse-Tung, en quien se inspiró y a quien aún sueña superar.

Guzmán ha sido condenado a cadena perpetua por jueces con el rostro descubierto, en juicio público, al que compareció junto al Comité Central de su movimiento.

Sin embargo, la sentencia emitida en octubre del 2006 aún no es ratificada por la Corte Suprema.

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Casa en Surquillo donde fue capturado el cabecilla senderista.

Fuera de prisión, en aislados parajes de los valles de los ríos Ene, Apurímac y Huallaga sobreviven "remanentes" de Sendero Luminoso aliados con el narcotráfico. De tanto en tanto salen de sus escondites y anuncian el reinicio de la guerra, pero sin posibilidades. Salvo atentados aislados, pero no por ello menos sangrientos.

En realidad, según un estudio de Carlos Tapia, SL nunca tuvo posibilidades de derrotar al Perú, pero sí de causarle mucho daño con asesinatos y atentados selectivos. Tapia descubrió que en su mejor momento, SL llegó a tener 23,430 miembros, pero mal armados: con 300 armas de guerra, 500 carabinas y 235 revólveres.

15 años después, solo queda mantener la alerta para acabar con los remanentes. Y que no se vuelvan a dar las condiciones que permitieron una guerra absurda, esta más que todas.