| Colaboradores |
Carlos Reyna.
La democracia peruana va a ganar largamente con la extradición y el inminente juicio a Alberto Fujimori. Los malos augurios no tienen ningún fundamento.
Apenas conocido el fallo de los jueces supremos chilenos, los medios ya comenzaron a recordarle a la opinión pública una buena parte de lo que hicieron el extraditado y sus cómplices. Muchos reportajes van a ser reestrenados y actualizados en las semanas que vienen.
Este ejercicio memorioso va a ser bastante más intenso durante los juicios mismos. En los interrogatorios, los alegatos y los debates veremos viejos y nuevos detalles. Singularmente reveladores, y de amplia cobertura, van a ser los testimonios de los coacusados de mayor peso: Fujimori, Montesinos, Hermoza, Martín Rivas, entre otros. No se lo pierda.
Todo esto va a volver a precisar, ante la gente, el verdadero perfil de Fujimori y del régimen que encabezó. Varias de las conclusiones y lecciones que se sacaron después de su fuga van a recobrar actualidad, o van a ser conocidas por primera vez por los más jóvenes.
En cuanto al grupo fujimorista, la extradición también lo ha puesto en paños menores. Ya espetó su anuncio de utilizar al Congreso como segundo campo de batalla en favor de su jefe. Con eso quedó claro, y pronto se hará más transparente, su carácter de virus troyano de la política en el Perú.
El conjunto de este nuevo develamiento le hará bien a la democracia. Buena parte de sus últimos retrocesos tienen que ver, precisamente, con el olvido de lo que han sido Fujimori y el fujimorismo.
Lo que debería preocupar no es la extradición, sino la eventual debilidad de algunos de los actores que van a pasar por el test del juicio al ex dictador. Pero aún en este punto podemos ser razonablemente optimistas.
El redescubrimiento de Fujimori, constantemente alimentado desde los medios y desde los juicios, afilará el ánimo crítico de la gente. La opinión pública va a ser un juez severo y omnipresente que hará sentir su mirada sobre la propia Corte Suprema. Lo que el resto piensa de uno influye hasta en los jueces más curtidos.
Al ser, este juicio, el primero que se va a hacer a un presidente extraditado, los jueces también van a sentir la presión de algo que se puede llamar el futuro o la historia. Una cosa es ser recordado como el tribunal que condenó a ese presidente, y otra como la corte que lo absolvio.