viernes, 28 de septiembre de 2007

Jamás el olvido y la impunidad

Especial

Miles clamaron en el Campo de Marte. El pueblo peruano exige que el dictador Alberto Fujimori reciba el trato de un asesino. Muchos piden cadena perpetua. La manifestación culminó al pie del monumento: "El ojo que llora". Deudos esperan en el PJ.

Alfredo Pomareda.


Percy Ramírez
MARCHARON. El pueblo peruano se manifestó ayer en contra de la impunidad. Calificaron de asesino al ex presidente Alberto Fujimori y algunos hasta exigieron cadena perpetua para el dictador de doble nacionalidad. No le perdonan los genocidios.

Percy Ramírez
UNA LUCHADORA. Gisella Ortiz perdió a su hermano en el crimen de “La Cantuta”.

Percy Ramírez
ULTRAJO. “El ojo que llora” fue manchado por los fujimoristas. Una vez más muestran su intolerancia.

"No hay peor tiranía que la ejercida a la sombra de las leyes y bajo el calor de la Justicia". La frase de Montesquieu se reconoce esta vez en el afiche que Orlando, de 33 años, eleva orgulloso. En la pancarta también se observa la fotografía de Francisco Janampa Aucassi un anciano que murió en la comunidad ayacuchana de Churipampa de una forma inexplicable en enero de 1989 y que horas antes de ser asesinado a pedradas en su propia choza le dijo a su hijo: "Orlando, talla porque ya estoy viejo y debes ser artesano como yo".

"Sé que mis gritos no resucitarán a mi padre, pero estoy seguro que nuestro reclamo alcanzará justicia", dice Orlando, quien ha viajado por más de 12 horas para vivir este momento de euforia. La marcha "Acabemos con la impunidad" congregó a miles de peruanos que perdieron a sus seres queridos en las ejecuciones extrajudiciales a cargo de las Fuerzas Armadas y que fueron autorizadas por Alberto Fujimori, ahora preso en la Diroes a la espera de su sentencia, a quien se le culpa, además, de la muerte de más de veinte mil peruanos inocentes.

"Tienen que ser, mínimo, 35 años de cárcel. El violó los Derechos Humanos, es un asesino y debe ser tratado como tal. Sin contemplaciones", grita entre la multitud Gisella Ortiz Perea, quien perdió a su hermano Luis Antonio en el sonado genocidio de "La Cantuta", en 1992.

Gisella resume la finalidad de la marcha: "El pueblo protesta por la pasividad del gobierno de turno frente a la extradición del dictador y también desconfía del Poder Judicial actual". Por eso gritan hasta la afonía, para intentar ser escuchados no por Fujimori, sino por los magistrados que juzgarán al japonés.

Jamás lo perdonarán

"El maldito no tiene perdón. Mientras esté viva exigiré cadena perpetua para ese asesino", a doña Raida Cóndor le provoca llamar así al hoy preso Fujimori. ¿Una razón? Su hijo Armando Amaro fue ejecutado en La Cantuta. Ella reconoció su cuerpo solo por unas llaves. El universitario fue encontrado calcinado en una fosa en Cieneguilla.

El desprecio de Raida Cóndor hacia el dictador obedece al daño irreparable que éste le causó, quizás de manera indirecta y a dedocracia. Existen documentos que confirman la autorización que dio Fujimori para que el grupo Colina opere libremente en los atentados en la quinta de Barrios Altos y a La Cantuta.

El dolor de Belsa

La marcha ha culminado y los peruanos que partieron desde la Plaza 2 de Mayo al Campo de Marte empiezan a retirarse. La euforia ha descendido al llano, solo permanecen dentro del parque alrededor de 25 personas con flores en mano, frente al monumento "El ojo que llora", una roca triangular que simboliza la sangre inocente que fue derramada en las ejecuciones extrajudiciales.

Cerca del monumento llora a rabiar Belsa Escobar Quispe, mientras busca entre las piedras el nombre de su padre: Adolfo Ángel, desaparecido en 1990. "Este es un cementerio simbólico y los fujimoristas lo han destruido", dice Belsa. Y es que la portátil del dictador no solo manchó con esmalte rojo "El Ojo que llora".El lunes pasado también desordenaron las pequeñas piedras en las que estaban grabados cada uno de los nombres de la víctimas.

Despues de largos minutos de busqueda, Belsa ha encontrado a su padre en una roca pisoteada. Aquel es el único recuerdo de quien fue secretario del Comité de DDHH en Huancavelica. Ella clama justicia. En su corazón no habita el perdón.