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Eduardo Adrianzén.
Hoy es el primer día del año, y lo veremos con los cristales que el 2007 nos dejó. Para unos, será la oportunidad de mejorar. Para otros, más de lo mismo. Pero lo pertinente es llenarnos de energías y buenos deseos, así que adjunto mi lista: Que en este 2008:
• Los voceros del gobierno no sigan diciendo sandeces tipo "es un caso aislado" o "son remanentes" cuando asesinan a policías todas las semanas en el VRAE. Y mientras, siguen manteniendo a un ministro del Interior que tiene el cuajo de fingir cara de pésame en los sepelios de humildes sargentos totalmente desprotegidos por el Estado –ausente– que intentaron defender.
• Los empresarios fascistoides se dejen de matonerías, tipo amenazar con sacar a balazos a huelguistas, o decir con gran desparpajo "sí pues, no negociamos cuando prometimos para no tener que pagarles", como le escuché a un gerente de aduanas. ¿Les dará el cerebro para entender que con esa actitud, le ponen alfombra roja a la seudo-izquierda de inspiración gorila?
• Los escritores que se consideran serios, dejen de mirarse el ombligo y pelearse entre ellos por envidias o chismes. Para quienes los vemos desde fuera –que no somos serios– sus broncas son idénticas a las de las porristas de la farándula.
• Las argollas y el amiguismo en la prensa "respetable" no sean tan, pero tan evidentes y rochosas. Si hace mucho que ya se perdió la objetividad, al menos que no se pierda todo el pudor. Aunque, ¿todavía alguien les creerá?
• La cultura –y mejor aún, la contracultura alternativa– gane más espacios, a pesar de los esfuerzos del Estado para matarla de inanición.
• La televisión nacional tenga mucho éxito, a despecho de los exquisitos que solo ven cable extranjero y desprecian lo "chicha" y "cholo" porque quizá en su casa no tienen espejos.
• Lo obvio: que el fujimorismo y su líder terminen de irse a donde pertenecen: la cloaca de la Historia.
