Mirko Lauer.
Para la derecha es muy necesario que Alan García mantenga la mayor popularidad posible. Entre otras cosas porque una impopularidad de García pone en evidencia la entraña de muchas de las políticas conservadoras que se llevan adelante. Lo cual a su vez ahoga al centrismo y fortalece a la izquierda entre el electorado.
Como era previsible, en la derecha han empezado los reproches a García. Como era previsible también, el problema de popularidad no es atribuido a las políticas del gobierno, sino a una mezcla de fenómenos imprevisibles y conductas personales del primer mandatario. Se le advierte que está en riesgo de terminar como Alejandro Toledo.
Es una tremenda advertencia. Pero en verdad no hay "presidentes como Toledo", sino procesos de crítica como el que se le aplicó a Toledo. Esto consiste en obviar el tema de las políticas que causan la impopularidad, y atribuirlo el problema más bien a diversos rasgos personales de carácter y de conducta.
La cosa, pues, es que no toque las políticas, y más bien que se dedique a adelgazar, a ser amable con el periodista, que deje su imagen personal en manos de un spa de especialistas en masajear imagen. Como en los mejores tratamientos de belleza, los resultados no tardarán en hacerse evidentes, más o menos allá por el 2009.
Si García sigue cayendo en las encuestas llegará el momento en que la derecha tendrá que empezar a sacarlo del camino, pues entonces la estrategia de frenar al radical tendrá que pivotar en torno de otra persona y de otra agrupación. Esto lo entendió Toledo cuando desmanteló los últimos vestigios de Perú posible antes del 2006.
Esa sacada del camino será a empujones. Lo que vienen diciendo y desdiciendo Keiko Fujimori y sus socios del Congreso sobre García es un claro avance del proceso. No hay una crítica de las políticas, por supuesto, pero sí de la ineficiencia para administrarlas. Sin primeras piedras suaves en lo que llegará a ser una lapidación en regla.
Los fujimoristas van a ser los ejecutores porque ya está claro que son el grupo de operadores más moderno, dinámico, audaz y efectivo de la derecha. A medida que la protesta vaya creciendo (otro efecto ligado a la impopularidad de García), el desenfadado estilo canalla de la agrupación irá siendo más apreciado por los sectores anti-pueblo.
¿Puede recuperarse García de forma sustantiva? Probablemente no. Porque no es solo un tema de inflación. También están los problemas de empleo e ingresos, némesis del modelo desde los años 90. Ahora que sectores de la derecha se van sumando a las críticas, por el lado de la persona, el callejón se puede poner bastante oscuro.