jueves, 21 de agosto de 2008

Aire contaminado

Editorial

Dos noticias diversas relacionadas con el deterioro ambiental dadas en las últimas 24 horas son reveladoras del escaso o nulo cuidado que existe en nuestro país en este rubro clave de la calidad de vida. En la ciudad de La Oroya –que figura en la lista de las más contaminadas del planeta– hubo que proclamar una alerta ambiental y pedir a mujeres y niños permanecer en sus casas debido a la altísima presencia de partículas de azufre en el aire.

En la capital, una conferencia de prensa de la Defensoría del Pueblo descubrió que en el año 2007 la cantidad de partículas contaminantes de la atmósfera del centro de Lima superó nueve veces el límite permisible recomendado por la OMS, en tanto que en Lima Norte, Sur y Este dicho estándar fue superado seis veces. También reveló la Defensoría que apenas dos de las 20 recomendaciones que hizo a diversas instituciones para mejorar la calidad del aire se han cumplido.

La Defensora Beatriz Merino demandó con urgencia implementar un Plan Maestro de Transporte Urbano para Lima y Callao, ya que la pésima calidad del aire limeño se da por varias causas, una de ellas la inclusión de azufre en la gasolina y diesel que se consume; la otra, el peso de un transporte público y privado vetusto, desechado en otras partes del mundo, pero que aquí son aceptados. Pese a ello, el Plan de Chatarrización Vehicular lleva retraso, pues contempla dar de baja a unos 17,000 vehículos por su gran edad.

En el caso de La Oroya, se espera para algún momento de este año que la Doe Run inaugure una moderna planta de tratamiento de los humos de azufre, lo que ocasionaría la disminución de hasta un 60% de las emisiones que envenenan la atmósfera de La Oroya. Pero también hay que señalar que esta mejora ambiental se cuenta entre las obligaciones de la empresa, que ha superado ampliamente todos los plazos legales que tenía para poner en práctica un plan de descontaminación de la ciudad.

En el caso limeño, se espera un monitoreo permanente de la contaminación, de modo a poder tomar las medidas del caso si es que hay un exceso (incluso se ha planteado la rotación de los vehículos con placas par e impar para purificar el aire) y, desde luego, acelerar al máximo la conversión de motores a gasolina por otros a gas, elemento ambiental más "limpio". Otra medida adecuada sería instaurar un sistema de revisiones técnicas en serio.

El caso de La Oroya es más complicado, pues depende en todo de la buena o mala voluntad de la Doe Run en la limpieza de pasivos ambientales. Lo que nos descubre que, a pesar de la creación del Ministerio del Ambiente, el trabajo que hay que hacer en el Perú en la materia es vastísimo y lleva gran retraso.