domingo, 10 de agosto de 2008

El desayuno de los niños pobres

Sociedad

En el asentamiento humano Virgen del Carmen, uno de los más pobres de SJL, 64 niños dependen de una taza diaria de quáker con leche. Mientras que en Miraflores se encuentra uno de los comités más antiguos. Aquí las historias.

Alfredo Pomareda.

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hijos de la migración. Miles de niños se alimentan con el Vaso de Leche, ellos dependen de esa ración de leche y avena que el gobierno amenazó con recortarles. (Foto: Ana María Castañeda)
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¿Miraflores pudiente? Silvia Quispe reparte el Vaso de Leche a los niños del Comité 2. Ahí también está el hambre.
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Antes y después. En 1984 empezó el Vaso de Leche. Hoy beneficia a más de 4 millones de niños pobres. Por eso las madres lo defienden con uñas y dientes.
Explícale a Margarita Inga Huincho que el Vaso de Leche malacostumbra a los pobres extremos, grítale que "no es la voz" vivir de donaciones estatales, dile a esta huancavelicana de 45 años que solo los haraganes hacen eso. Ella se reirá de ti, te mostrará esos dientes agujereados que no querrás ver, te dirá que huyó de la sierra a Lima porque los 'terrucos' y los 'cachacos', indistintamente, incendiaron su pueblo y violaron a la gran mayoría de niñas. Ella te contará, sin asombro, que tiene siete hijos cuyas edades fluctúan entre los 4 y 16 años. Te mostrará su choza en el asentamiento humano Virgen del Carmen, en Canto Grande, y luego reparará que ya es hora de lavar la ropa de todo ese batallón de infantes y púberes que solo exigen y exigen.

Te preguntarás por qué el Estado tiene que hacerse cargo de todo lo que Margarita Inga ha generado con el tránsito de los años: informalidad, invasión de territorio, embarazos no planificados. Pero te abrumarán las historias que se repiten en este pedazo de cerro de San Juan de Lurigancho, ahí donde viven 68 familias igual de necesitadas, igual de sangrantes. ¡Se supone que en Lima no debería pasar eso!, dirás. Dale vuelta a tu humanidad y mira lo que a tu espalda late: 60 niños ordenados en fila esperan, cada uno con una taza, la repartición de esos 200 mililitros de leche que los anima a bajar y subir el cerro en el ejercicio diario de todo infante de colegio nacional que vacaciona en agosto. Ellos están en edad de jugar, de divertirse y, claro, de empezar a valorar a las situaciones y las personas, pero de ninguna manera tienen la obligación de bregar por un desayuno esquivo.

COCINA ARTESANAL

Con lentitud, esa actitud inquisidora que te trajo aquí le abrirá paso a la meditación, a la evolución de los hechos: los niños se levantan muy temprano, alrededor de las cinco de la mañana, para alcanzar las primeras raciones. Las madres encargadas de preparar el desayuno madrugan una hora antes, una de ellas llamada Luisa Peña Noriega, coordinadora del comité de Vaso de Leche del asentamiento humano Virgen del Carmen, será la encargada de levantar un montículo de aserrín y leña que hará las veces de cocina. Quince minutos demorará en prenderla y en otros tres cuartos de hora el quáker hervirá en una olla de color plata que sorprendentemente no luce tiznada. Luego Luisa Peña –madre de cuatro muchachitos de 9, 7, 4 y 2 años– verterá la leche en tarro, ante la mirada inocente de los pequeños comensales que esperan.

"Nosotros recibimos 14 bolsas de avena y 46 tarros de leche a la semana. Eso no nos alcanza, mire cómo llegan los niños", exclamará Luisa Peña. En efecto, observarás cómo llegan infantes en polo y sandalias, a pesar del frío que regala el sereno. "No contaban con la llegada de ellos", le preguntarás a las encargadas del desayuno. "No, algunos no están empadronados, pero no podemos dejarlos mirando cómo otros toman su vaso de leche, ¿verdad?", dirá una de las madres. Solo 64 niños están inscritos en Virgen del Carmen, pero desde el 2006 casi 50 campesinos de Huánuco, Huancavelica, Andahuaylas y Ayacucho han invadido un pedazo del cerro al que han llamado "La Ampliación". Ellos están en el limbo de la pobreza y son aún más necesitados que sus vecinos.

Volverás a preguntarte por qué abandonan su lugar de origen si Lima solo les ofrece desolación. La huanuqueña Santa Solórzano Flores te explicará con brevedad que en su tierra no hay trabajo, que sus ochos hijos se estaban muriendo de hambre, que nada podía cosechar y que el Estado jamás se ha asomado por su comunidad. Luego te dirá una frase en quechua que rápidamente será traducida por su compañera: "No critique, no critique". Aquel es el Perú que late a solo una hora de Lima, en las alturas de San Juan de Lurigancho. Aquella es Santa Solórzano, una de las 10 mil madres que marcharon el 5 de agosto para exigir que no se recorte el 53% del presupuesto al Vaso de Leche al que, desde 1996, el gobierno destina 107 millones de soles.

RECUERDO DE UNA MARCHA

Santa Solórzano, de 37 años, comentará orgullosa que asistió a la marcha con el menor de sus hijos en la espalda. Se quejará del gas pimienta y de las bombas lacrimógenas que resistió en su lucha por llegar al Centro de Lima. Se enorgullecerá por haber caminado más de 50 cuadras, desde el paradero 10 de la avenida Canto Grande, hasta el Campo de Marte, en Jesús María. ¿Si puede realizar tanto esfuerzo por qué no trabaja para ofrecerle algo más digno a sus niños?, será la pregunta más lógica. Santa responderá que se gana la vida vendiendo golosinas "allá abajo" –su dedo índice apunta a la urbe– pero que eso no alcanza para nada.

Las amigas de Santa, entre ellas Silvina Condori Arrunátegui, argumentarán que levantarse temprano para preparar el desayuno comunitario también es un trabajo y que el gobierno solo les ofrece la leche y el quáker. "Nosotras tenemos que pagar la movilidad para trasladar las donaciones, hacemos 'chanchita' para comprar los baldes de agua, el kerosene, el aserrín. Mire la escalera, parece que nunca va a acabar, por ahí subimos y bajamos todos los días", exclamará Silvina Condori, de la mano de Abraham, un muchacho de ocho años, el mayor de los hermanos, el hombre de la choza. Recordarás, entonces, el trabajo que costó subir hasta la cima del cerro para encontrar a los pobladores de Virgen del Carmen. ¿Algún congresista aquí habrá arribado?, ¿qué autoridad gubernamental soportaría este trote?

Una escalera empinada te esperará para el descenso, pero antes Luisa Peña, la presidenta del comité, te ofrecerá un vaso de leche con quáker del cual beberás solo unos sorbos, con la excusa del apuro, pero muy en el fondo, quizás algunas madres lo han notado, sabes que tu paladar no tolera esa mezcla de humo y lactosa que es devorada por los niños. Es alimento, de eso no hay duda, pero tú estás acostumbrado a otros placeres gastronómicos. Aquí las mujeres se quejan de la falta de luz, agua y desagüe, de la carencia de alimentos. Demasiado por hoy, pensarás, sin embargo otra experiencia te espera. ¿En Miraflores y San Isidro también hay pobres que comparten el desayuno en una olla? "Pues claro, qué creías. En el Perú estamos jodidos", susurrará Silvina Condori.

POBRES MIRAFLORINOS

Llegarás a la avenida Santa Cruz a las 9 de la mañana y te olvidarás de que en ese mismo distrito que abriga en sus 21 solares a hombres y mujeres muy pobres, se levantan hoteles de cinco estrellas y centros comerciales al estilo de Europa. Te recibirá Silvia Quispe Farfán, coordinadora del comité 2, madre de César, de 11 años.

Silvia te explicará que Miraflores alberga a mil 200 beneficiarios del Vaso de Leche y que el comité que ella preside tiene 24 años de formado y por lo tanto es un local precursor. Silvia recordará que en 1984, el entonces alcalde de Lima, Alfonso Barrantes Lingán, inauguró el primer Vaso de Leche en el pueblo joven "El Nazareno", en San Juan de Miraflores. Luego ese programa sería aprobado por unanimidad en el Congreso y en 1985 el presidente Fernando Belaunde Terry convertiría en ley este desayuno que hoy las autoridades cuestionan.

Recordarás entonces la frase de Karl Marx: "Suaves en las maneras, fuertes en el fondo". Observarás cómo las madres se desviven por servirles esa ración de leche y quáker a sus hijos y luego las llevarás, en tus recuerdos, a la marcha del 5 de agosto. Entonces entenderás que esa herida que observas en ellas también te duele a ti.

EL DATO

Invitados. Este martes 12 de agosto, los niños de los comités del Vaso de Leche de Miraflores, San Isidro y La Molina han invitado a tomar desayuno al presidente del Consejo de Ministros Jorge del Castillo y a Virginia Borra. Ello con el fin de mostrar la necesidad de las madres de este programa que, a pesar de vivir en estos distritos calificados como pudientes, también conviven con la pobreza. En San Isidro, por ejemplo, el presupuesto para el Vaso de Leche es de 61 mil soles al año. ¿Acudirá Del Castillo?


4 millones 300 mil beneficiarios del Vaso de Leche

Pilar Britto, presidenta del comité de Vaso de Leche de Lima y Callao, explicó que a nivel nacional hay 4 millones 300 mil beneficiarios. "En Lima y Callao, la cifra es de un millón 844 mil", dijo Britto, quien expresó no tener ningún inconveniente en el empadronamiento mediante DNI para los niños, que planteó el presidente del Consejo de Ministros, Jorge del Castillo.

Luego de la marcha del 5 de agosto, el gobierno se comprometió a no reducir el presupuesto del programa del Vaso de Leche previsto para el 2009, con lo que se aclaró lo dicho en la víspera. Tras dialogar con las dirigentas, el jefe del gabinete ministerial, Jorge del Castillo, indicó que se ha acordado mejorar las compras de los productos y los valores nutricionales.

Según las madres beneficiarias del Vaso de Leche, el Estado solo dona 30 céntimos para cada ración y los otros 30 céntimos, con el que compran el azúcar, el pan y combustible, los ponen ellas. "Es mentira que se gasta un sol por cada desayuno, en eso se deberían rectificar las autoridades", dijo Pilar Britto.

Como se conoce, antes del 5 de agosto el Ministerio de Economía y Finanzas planteaba una reducción del 10% del presupuesto anual del programa Vaso de Leche, debido al elevado nivel de "infiltrados". Y es que se presume que algunas presidentas de comités estarían traficando con los alimentos.