EDITORIAL
Un horizonte de crecimiento por consolidar y redistribuir
El mensaje a la nación del presidente de la República, doctor Alan García, en el Congreso ha cumplido con la formalidad constitucional de exponer en detalle y sin mayores sorpresas la situación de la república al culminar su segundo año de gobierno.
En síntesis, como lo muestran los sobresalientes índices de crecimiento, atravesamos un período auspicioso en el ámbito económico que debemos consolidar. Pero, como bien lo ha reconocido el primer mandatario, queda aún mucho por hacer para remontar la exclusión social y la pobreza crítica, que abaten a millones de conciudadanos.
En tal sentido, saludamos el esfuerzo de autocrítica del presidente para entender que "un gran sector del país está insatisfecho y protesta por el alza de los alimentos y los fertilizantes", que ha atribuido principalmente a factores exógenos. Pero esperamos que en la segunda mitad de su Gobierno afine las políticas de inclusión y redistribución, como ha prometido otra vez. Igualmente, ha reconocido que faltó modestia en la gestión, pero también mayor ímpetu estatal en cuestiones de salud, seguridad y lucha contra el burocratismo y la corrupción, lo que debe corregirse.
EL AZUL DE LA ECONOMÍA
El mensaje fue abundante en cifras macroeconómicas realmente positivas. La economía creció 9%, a pesar del incremento del precio del petróleo, que nos encontró en mejor situación que otros países, como lo demuestra el menor índice de inflación que destaca en el contexto latinoamericano
En cuanto a reservas internacionales, el Perú ha logrado un nivel sobresaliente de 35 mil millones de dólares; la producción nacional (PBI) ha crecido a 135 mil millones de dólares; y la inversión estatal en infraestructura (carreteras, puertos, etc.) ha llegado a 12 mil millones de dólares en los primeros dos años de Gobierno, lo que a su vez apalancó el crecimiento del empleo.
Asimismo, se ha logrado inversiones del sector privado por 56 mil millones de dólares en manufacturas, industrias extractivas, construcción y servicios. Y se han duplicado las exportaciones pasando de 17 mil a 33 mil millones de dólares anuales, lo que debe aún incrementarse cuando se ejecute plenamente el TLC con Estados Unidos y se suscriban otros acuerdos bilaterales en curso.
Y, adicionalmente, el primer mandatario ha confirmado la concesión de gasoductos en el sur y el norte chico, así como la suscripción de decenas de contratos petroleros que nos convertirían en exportadores, si bien en reducidas cantidades. Paralelamente, continúan varios proyectos de generación de energía eléctrica.
Está en proceso también una crucial reforma del sector agropecuario, en la que debe marcarse la diferencia, como ya se está haciendo, entre la agricultura de exportación y la rural, de modo que el incremento de la producción y la competitividad vaya de la mano con el alivio de la pobreza extrema y la inserción de más peruanos en el tren del desarrollo y la formalidad.
Otro asunto realmente fundamental, que constituye un enorme reto para el Gobierno, es compatibilizar el crecimiento macroeconómico y de la demanda interna con el control de la inflación. El presidente ha dicho que no necesitamos caer en una contracción acelerada del gasto estatal, que nos llevaría al desempleo, pero tampoco incrementaremos el gasto con imprudencia, pues eso aumentaría la inflación. El MEF debe tener aquí un manejo fino de las variables, en coordinación con el BCR, a lo que debe añadir la promoción de concesiones privadas.
EDUCACIÓN, SALUD Y POBREZA
El doctor García ha reiterado su compromiso de reducir la pobreza al 30% al final de su mandato, lo que, aparte de lo anterior, exigirá al Gobierno revisar las políticas sectoriales y de apoyo social.
Efectivamente, destaca el apoyo a los programas de vivienda (78.00 viviendas financiadas, construidas y mejoradas), el mayor acceso a agua potable y electricidad y, no menos importante, la ampliación del programa Juntos que llegará a 3 millones de peruanos. Pero, como lo demuestra el ejemplo de otros países, la solución definitiva pasa por promover la inversión privada, crear más empleo y mejorar la educación.
En este último sector hay avances notables en alfabetización (un millón de alfabetizados) y en evaluación de profesores. Y, si bien es importante que se incluya más a los padres de familia en la educación de sus hijos, no puede perderse ritmo ni energía en la mejora de la calidad educativa que con gran esfuerzo se ha iniciado.
Sin embargo, un sector que aún tiene que salir de su marasmo es Salud, donde está pendiente la modernización de la gestión y la mejora y ampliación de la infraestructura de establecimientos públicos.
REGIONES, CONFLICTOS Y LUCHA ANTICORRUPCIÓN
Este mensaje ha sido, en gran medida, englobante y positivo. La enumeración de obras públicas en el interior del país revela una mejor coordinación con los gobiernos regionales, a los que debe involucrarse más en el proyecto de desarrollo nacional, fuera de cualquier condicionamiento político.
Relacionado con esto, el Gobierno tiene que aprender de sus errores y evaluar la acción e inacción de las entidades encargadas de prevención de conflictos. Hay que dejar de lado la política del bombero y tender cauces de comunicación con las comunidades alejadas, sobre todo donde hay asentamientos mineros.
Sin embargo, hay otros temas polémicos, como la creación de un Ministerio de Cultura, que demandan un debate técnico y amplio para evitar sobredimensionar al Estado; y otros, como la lucha contra la corrupción y las políticas de derechos humanos, que no han merecido la atención que debieran.
La reforma del Estado, si bien fue mencionada, no logra aún asimilarse debidamente como un objetivo nacional. Hay aspectos positivos como el reconocimiento al mérito burocrático, pero del otro lado, entidades fundamentales como la central Perú Compras aún no funcionan fluidamente para asegurar el buen uso de recursos y evitar la corrupción. A propósito, tampoco se ha mencionado cómo procederá el Gobierno para designar al nuevo contralor de la República, cuya elección tiene que ser exenta de cualquier tinte politiquero o partidario.
¿Y LA REFORMA DEL ALMA?
Un tema novedoso e importante que llamó la atención en el discurso presidencial fue su convocatoria a una reforma del alma, que alude a una nueva cultura y una nueva actitud ante la vida nutrida de orgullo nacional, optimismo, responsabilidad y esfuerzo y que debe ser interiorizada por los peruanos de hoy en sus diversos ámbitos de acción.
Los ejemplos son reveladores: Que no haya violadores o padres que abusen de sus hijos, que no haya choferes irresponsables o asesinos en las calles y carreteras, que la evasión de impuestos no siga significando astucia ni se permita el racismo primitivo que ofende y detiene a nuestra patria, que no se soborne y después nos quejemos contra la corrupción. En suma, entender que la culpa no siempre es de los otros, sino que el cambio nace en cada uno por el servicio a los demás y cumpliendo su deber. Esta empresa es muy difícil, pero necesaria.
En suma, vamos por buen camino. Mantenemos el programa económico y nos enrumbamos al desarrollo económico que debe ser también social. Pero consolidar un país justo y formal, de pleno empleo y con mejor calidad de vida para sus ciudadanos exige esfuerzo de todos; asimismo, un radical cambio de actitud del Gobierno, la clase política y los líderes de opinión para que prediquen con el ejemplo.
Reforma del Estado, consolidación económica, inclusión y reforma del alma son, entonces, elementos básicos de ese horizonte de realización personal y nacional que ya oteamos, pero que tenemos que seguir forjando.