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Mensaje presidencial de inicio del tercer año fue más autocrítico. La prioridad del gobierno aprista está en reducir la pobreza, controlar la inflación y el alza de precios de los alimentos y mejorar la redistribución.
Marco Sánchez.
Al iniciar el tercer año de gobierno, el presidente Alan García Pérez apeló a una palabra que parecía olvidada en el diccionario político nacional: la serenidad para tranquilizar a la población ante el alza de precios de alimentos y los efectos invisibles del auspicioso crecimiento económico. 


En un discurso a la Nación sin grandes anuncios, apeló a la cifra redonda del 9% del crecimiento y se comprometió a mejorar la redistribución y la lucha contra la pobreza extrema.
Y en un inusual sentido autocrítico, reconoció que pese a los avances la población está inconforme, ansiosa y proclive al reclamo.
"Un gran sector del país está insatisfecho y protesta por el alza de los alimentos... especialmente las madres que van al mercado. Las comprendo y acepto su protesta, pero les pido comprender que es un fenómeno mundial", dijo señalando la crisis por el alza brutal del petróleo y alimentos.
Luego reconoció que ello crea un clima de reclamo y ansiedad.
TRES METAS
El presidente señaló que "nadie puede evitar la conmoción mundial", y refirió que los alimentos que el Perú compra subieron el doble.
Sin embargo, reiteró que el Perú tiene la menor inflación de la región (7%) y ofreció que ahora el gobierno trabajará en tres metas concretas: centrar los esfuerzos en quienes sufren exclusión, detener la inflación, y crecer con prudencia creando empleo, "porque es mejor avanzar con paso firme que dar un gran salto y caer al vacío".
Tras ello, garantizó que este año el país mantendrá el récord de menor inflación en la región "con el mayor crecimiento del empleo y la producción, y el 2009 será mejor".
En todo momento sustentó su diagnóstico en cifras –de reducción de pobreza, aumento de teléfonos y beneficios sociales para miles de trabajadores– y explicó que los pobres ya sienten los efectos positivos.
AUTOCRÍTICO
Si en una hora y 45 minutos de discurso repitió tres veces la palabra serenidad, aumentó una segunda más contundente: Modestia, pero dirigida a su administración.
"Debemos corregir los defectos y carencias del gobierno. Faltaron medicinas e instrumentos de salud y una jornada de trabajo de ocho horas en la Salud", señaló.
"Faltó impulso para que cada hectárea produzca más –agregó–. Faltaron más energía y más policías en la calle contra la delincuencia y el pandillaje".
Y en la única línea dedicada a la lucha contra la corrupción, reconoció la ausencia de fuerza "para salir de los aprovechadores y corruptos que no faltan, y que no debemos encubrir".
"Faltó velocidad en la reacción y reducir los niveles burocráticos intermediarios para llegar más directamente al pueblo. Faltó más presencia juvenil en el gobierno, más serenidad y modestia", reflexionó. Luego agregó que eso se corregirá en los próximos meses.
CIFRAS Y OFRECIMIENTOS
El mandatario ingresó a las 11:25 de la mañana al hemiciclo del Congreso. Parecía no llevar el aplomo de otros años, y quizá ello contagió a su bancada, la única en aplaudir sus logros.
Invocar la cifra de reservas nacionales por 35 mil millones de dólares, o los 12 mil millones proyectados para ser invertidos en infraestructura pública, tampoco provocó entusiasmo.
García recordó que hace un año su gobierno planeó aumentar la producción de 97 mil millones de dólares el 2005 a 140 mil el 2011. "Este año, el Perú producirá 135 mil millones, acercándose al objetivo", predijo.
El ofrecimiento inmediato, de reducir la pobreza al 30% al fin de su mandato, curiosamente no provocó celebración en su bancada.
MANEJO INTERNO
El aumento de las exportaciones, la producción agrícola, el empleo formal (al 10% en mayo último), de la industria y consumo –debido a la mayor compra de alimentos, electrodomésticos y servicios–, señalado por el mandatario, encontró críticas desde la oposición.
"Es un diagnóstico ficticio. La mayor exportación solo ocurre en la costa, no en sierra y selva", señalaría después Yonhy Lescano, quien mostró cifras del BCR que aludían a la inflación importada –del 12%– y la interna, superior al 87%.
"Esto prueba que la crisis no es culpa de los precios internacionales, sino del manejo interno", sugirió el legislador de AP.
Reales o no, el Presidente atiborró de cifras su mensaje y se refirió a sus beneficiosos en los pobres. Citó los títulos de propiedad entregados y kilómetros de carreteras construidos.
Después, reiteró su propuesta de reconcentrar los 72 mil centros poblados en el interior para atacar la pobreza extrema. Incluso retó a los legisladores a "dejarles el sitio" si pueden llevar en un año escuelas, agua potable y médicos.
En el sector social, ofreció aumentar la calidad educativa y erradicar el analfabetismo. Elogió las leyes de Tercerización y Formalización de Mypes, y adelantó que en cien días se solucionarán los litigios judiciales a favor de pensionistas.
Si el tercer año del gobierno aprista empieza con el objetivo claro de luchar contra la miseria, aumentar la producción y superar la guerra mundial de precios, el jefe del Estado también invocó a una "reforma del espíritu y del alma" que dijo debe estar en cada uno de los peruanos.
DATOS
Saludo. Al retirarse del Congreso, a la 1.30 p.m., el mandatario saludó a varios congresistas y se detuvo unos minutos en la bancada fujimorista.
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