domingo, 3 de enero de 2010

2010: El año de Castañeda

Por Mirko Lauer

Puntero en intención de voto nacional, aprobado por casi 80% en la capital, con un megapaquete de obras de próxima maduración, Luis Castañeda Lossio es la figura a la que los demás candidatos deben derrotar a lo largo del 2010. Esto va a significar sobre todo la clásica ofensiva de denuncias, en este caso a los papeles de dos gestiones ediles sucesivas.

Pero hay otras ventajas. Castañeda ha venido creciendo en todas las cifras positivas a lo largo del 2009, y en diciembre pasado era el precandidato con menos resistencias a votar por él (3% en la encuesta nacional urbana de PUCP-IOP). Un perfil ideológico lo ubica como el más democrático y el más claramente ubicado al centro-derecha.

Hasta el momento Castañeda ha resultado resistente a las críticas. Una explicación son las obras mismas. En el 2006 declaró que en tres años y medio había hecho más que en los 15 años previos de gestiones. Desde entonces esa lista se puede haber duplicado fácilmente, dados los inéditos recursos de la caja municipal.

Sin embargo su obra de perfil más alto, la más ambiciosa y esperada, podría resultarle una bendición de doble filo. Por las grandes expectativas que ha despertado, el sistema de transporte El Metropolitano inevitablemente estará expuesto a críticas. El Transmilenio triunfó en Bogotá, el Transantiago le creó serios problemas a Michelle Bachelet.

Una clave importante de lo que suceda con Castañeda a lo largo del año va a ser Alan García. El presidente tiene una buena relación con el alcalde, y le ha ahorrado las habituales zancadillas de palacio a palacio. Además García parece empeñado en atraer y rechazar todos los ataques, como una forma de mantenerse al centro de la escena política.

Atacar a García todavía rinde mucho más en segundos y centímetros de columna en los medios que lanzarse contra Castañeda. Una de las cábalas detrás de esto es que atacar al presidente presidencializa. En cambio polemizar con otro candidato puede terminar costando votos que ya consideraba seguros dentro de la alforja.

La encuesta Datum hace pensar a algunos que ha empezado un transvase de votos fujimoristas hacia Ollanta Humala, como una forma de radicalización de la distancia frente al orden democrático. De hecho hoy es K. Fujimori quien pierde los votos que avanza Humala, dentro del campo de lo que Alberto Vergara llama la discrecionalidad, en oposición a la ley.

Quizás las aguas se encrespen más para Castañeda cuando deje de ser alcalde y se vuelva 100% candidato, y en esa medida rival de muchos. Entonces no bastará exhibir obras, habrá que decir cosas, y hacer promesas. De pronto hasta tomar posición en algunas elecciones regionales, algo siempre riesgoso.