
Fenómeno climático. Lluvias, Desbordes y huaicos desolaron a cusco, la ciudad imperial. El desborde de los ríos Vilcanota y Huatanay provocó que pueblos enteros se inunden y de paso se echen a perder miles de hectáreas de cultivo. Ahora los pobladores claman por ayuda, pues no tienen dónde refugiarse. Aquí una vista de los daños y del drama de quienes lo han perdido todo, mientras la naturaleza sigue golpeando.
Cynthia Campos. Enviada especial.
El esplendor de la Ciudad Imperial del Cusco se ha convertido en devastación; y la calidez de sus habitantes, en desesperación. Desde hace una semana la naturaleza golpea con toda su furia, como no lo hacía desde hace veinticinco años. Las lluvias intensas e inesperadas, deslizamientos y desbordes de ríos han dejado a la región sumergida en la catástrofe y en la emergencia.
A estos desastres se le suma otro: la ayuda tarda o no llega. Y lo peor, cuando llega no alcanza para todos. Tras una semana del embate de la naturaleza el sentimiento de los cusqueños es solo uno: el desamparo.
Este es el panorama de la tragedia, un drama que no se puede ver ni sentir en su real magnitud sobrevolando la zona en el avión presidencial para luego volver al aeropuerto y retornar sin haber hundido los pies en el lodo.
Las zonas afectadas
La crecida de los ríos Huatanay y Vilcanota, así como de sus afluentes, cubrió pueblos enteros y dejó miles de hectáreas de cultivo inservibles. Solo a veinte minutos de la ciudad, siguiendo el valle del Huatanay, en Condebamba, distrito de Saylla, don Daniel Quispe cuenta con una mezcla de indignación y resignación cómo vio su casa inundarse totalmente y a sus animales morir. Junto a él Maura Gutiérrez, otra pobladora del lugar, se queja: “Estamos a nuestra suerte. Nos dicen que debemos evacuar hacia el cerro, pero vienen las lluvias y se producen los huaicos. Y si nos quedamos abajo el río se desborda. Entonces, ¿a dónde vamos a ir?”.
Huacarpay a la intemperie
A 30 minutos de Cusco, el panorama de destrucción en Huacarpay es acaso el más significativo de la región: el pueblo entero ha desaparecido. “El domingo como a la medianoche estábamos durmiendo y el rugir del agua nos despertó. Cuando pude hacer algo ya tenía el agua hasta la cintura y luego todo fue peor”, cuenta don Agripino Jiménez, a quien con sus 73 años y con el agua hasta el cuello tuvieron que rescatar con sogas.
Las 350 familias han evacuado el lugar y se encuentran en las zonas altas. Como Gregoria Calle, quien durmió la noche del lunes abrigada solo por un pellejo de carnero. Las pocas carpas y la ayuda llegaban a las zonas bajas y ella, viuda, con su avanzada edad y sus problemas cardiacos, no podía correr a recibirlas.
En el distrito vecino, Lucre, el panorama es igual de desolador. Pareciera que el pueblo ha sufrido un terremoto y luego, encima, la fuerza de la lluvia torrencial.
En tanto, en Zurite, ubicado en la provincia de Anta, un huaico de grandes proporciones arrasó con todo a su paso. Con la luz de día se podía ver el origen del deslizamiento: una enorme mancha blanquecina en la zona alta del cerro y luego riachuelos blancos que indicaban por dónde discurrió el huaico. El resultado: media plaza de armas está enlodada y la capa de barro alcanza el metro de profundidad. Gracias a la organización, aquí no hubo víctimas que lamentar. Al promediar las 10 de la mañana del 28 de enero, un huaico menor afectó solo algunas casas. Los comuneros que están en las zonas altas, con el objetivo de avisar si es inminente un huaico, alertaron a la población que se venía algo peor. Los vecinos entonces se organizaron con silbatos y campanas para avisar a todo el pueblo y poco a poco fueron evacuando. Hacia el mediodía, el enorme alud lo había arrasado todo.
El Vilcanota se amansa
El valle sagrado es otra de las zonas más críticas. Y es que, con el Vilcanota con casi cuatro veces aumentado su caudal no quedó casa ni cultivo en pie.
Llegamos a la comunidad campesina de Pachar, distrito de Ollantaytambo, provincia de Urubamba. Y esto es lo que nos manifestaron muy afectados los pobladores. “No he podido recuperar nada porque todo está aún debajo del lodo”, cuenta María Loayza, quien se dedicaba a los cultivos.
A un lado, Rubén Carazas, Luis Álvarez y Marta Vera están sentados, contemplando los daños, en la vía del tren que va a Machu Picchu y que ahora está inutilizable. Nada pueden hacer solos sin maquinaria. Cuentan que el Ministerio de Agricultura tiene la maquinaria necesaria para bombear el agua que ha quedado empozada en las chacras, pero hasta ahora no se ha sentido acción de ese organismo en el lugar.
Siguiendo el valle sagrado y el discurrir del Vilcanota, que ya ha bajado su nivel como para dejar ver la destrucción provocada, llegamos a Ollantaytambo. Allí el Ministerio de Transportes se encuentra instalando un nuevo puente bayly, pues el Calicanto, que da acceso a Quillabamba y de ahí a Machu Picchu, se vino abajo.
Con el agua al parecer cediendo, Cusco tendrá que iniciar su propia reconstrucción. No, no es alarmista hablar de reconstrucción cuando evaluaciones preliminares cuentan en más de 35 mil los damnificados y 7 mil las viviendas totalmente destruidas, además de seis personas fallecidas.
El temporal pasará, los ríos dejarán de enfurecerse y Cusco –multiplicando esfuerzos– tendrá que renacer, de entre el agua y el lodo, al antiguo esplendor que le pertenece. Renacerá.
Reacción
"Nos dicen que evacuemos hacia el cerro, pero vienen las lluvias y se producen los huaicos. Y si nos quedamos abajo el río se desborda. Entonces, ¿a dónde vamos a ir?”.
Maura Gutiérrez
Pobladora de condebamba
Faltan carpas, colchones y herramientas
El presidente de la provincia de Anta, Wilbert Rosas, señaló que la ayuda tiene que ser mejor distribuida, de acuerdo con la magnitud de los daños en cada distrito o localidad.
Los pobladores señalaron que se necesita urgentemente carpas, colchones, frazadas y alimentos, herramientas, maquinarias pesadas y operadores para estas. Los mismos operadores que trabajaron toda la madrugada en Zurite seguían laborando con la maquinaria y no había quién los reemplace.
Por otro lado, la X Dirección Territorial Policial (Dirtepol) informó ayer que un adolescente de 16 años, identificado como José Luis Madera Quispe, desapareció tras caer y ser arrastrado por el río Vilcanota, en la provincia cusqueña de Calca, cuyo caudal se incrementó considerablemente en los últimos días por las intensas lluvias.
Según indicaron, el menor, pese a la turbulencia de las aguas, llegó al promediar las 14:00 horas al sector denominado Sicllacancha con la intención de pescar y fue víctima de la furiosa corriente.