Soldado repartía víveres en espesa selva. Ministro de Defensa Ántero Flores Aráoz informó que helicóptero no fue derribado, pero quedó con las ventanas rotas debido a balazos.
Elías Navarro y Alonso Ramos
Un soldado muerto y dos más resultaron heridos a causa de dos incursiones narcoterroristas cerca de Río Seco, distrito de Llochegua, provincia de Huanta, Ayacucho, en la zona del Vizcatán.
El primer hecho ocurrió al mediodía cuando el helicóptero EP-510 que se disponía a repartir provisiones a militares anclados en la espesa selva fue atacado desde tierra.
“Uno de los helicópteros de las Fuerzas Armadas estaba realizando labores logísticas para una patrulla y una base movible de las Fuerzas Armadas cuando fue alcanzado por disparos de narcoterroristas que rompieron una de las ventanas del helicóptero e hirieron a uno de los soldados”, confirmó el ministro de Defensa, Ántero Flores Aráoz.
De acuerdo con un reporte del corresponsal de Radio Programas en Ayacucho, las balas alcanzaron al piloto de la nave y a un soldado.
Horas después de ese incidente, cuando un grupo de soldados estaba en pleno reparto de alimentos y medicinas, una columna narcoterrorista abrió fuego desde varios frentes. En el ataque falleció el suboficial Luis Suárez Laburate al recibir un impacto de bala en la cabeza, y otro quedó herido.
En suma, durante el día resultaron heridos el técnico de segunda Delio Pastor Risco y el cabo Kevin Saavedra Gonzales. El primero de ellos reviste mayor gravedad al presentar perforaciones de proyectil en su pierna izquierda.
Pastor y Saavedra fueron trasladados a la base contrasubversiva de Pichari para recibir atención médica. Además, no se reportaron bajas en el otro lado.
Fuentes militares de la zona manifestaron que hubo un error estratégico que salió caro. Anotaron que cada vez que un helicóptero reparte provisiones, otro se encuentra sobrevolando la zona para repeler posibles ataques. “En esta oportunidad no hubo eso”, dijeron.
La noticia menguó un poco el optimismo de Flores Aráoz respecto a las operaciones que se realizan en el Valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE). Horas antes el ministro dijo que la recuperación de Vizcatán era un logro de Defensa en el 2008.
“El ingreso de las Fuerzas Armadas al Vizcatán ha significado el golpe más duro que han recibido los narcoterroristas, puesto que esa zona era como un santuario y nadie que no fuera de su entorno podía entrar”, aseveró con un entusiasmo sobredimensionado.
Cautela y paciencia
El ex jefe del Comando de las Fuerzas Armadas, almirante (r) Jorge Montoya, anotó que la pérdida de vidas humanas “es el precio que se paga” al emprender una operación de gran envergadura, que tendrá resultados a largo plazo.
Montoya dijo que la estrategia en el lugar podría ser mejorada si la Policía acepta “estar subordinada” a las Fuerzas Armadas.
De similar opinión fue el ex comandante general del Ejército, José Graham, quien lamentó que el enfoque de la operación “Excelencia 777” sea solamente militar, y no se extienda al área social.
El narcotráfico destruye bosque
El narcotráfico destruyó cerca de 2 millones de hectáreas de bosques en Perú, informó el ministro del Ambiente, Antonio Brack.
“El narcotráfico ubica el cultivo de la hoja de coca en zonas muy apartadas. Se estima que esta actividad ha destruido cerca de 2 millones de hectáreas de bosques”, dijo Brack e informó que se han dañado bosques en las regiones donde, desde hace unos años, viene operando el narcotráfico, como en el VRAE.
Según Brack, la acción del narcotráfico tiene un impacto fuerte en el ambiente por promover invasión de áreas naturales protegidas y destruye bosques para ganar tierras para cultivo ilegal de coca. Perú tiene 68 millones de hectáreas de bosques: 93% están en la Amazonía, 4% en la costa y 3% en la región andina.