jueves, 22 de enero de 2009

Los retos de Obama


El próximo martes 20 de enero Barack Obama se convertirá en el presidente del país más poderoso del mundo y en el primer afroamericano en ese cargo. Sobre él hay grandes expectativas porque además de enfrentar la crisis económica que amenaza a su país –y al mundo– tiene otros retos en su agenda. América Latina entre ellos.

Por Raúl Mendoza

Barack Obama jurará su cargo de presidente de Estados Unidos en las escaleras del Capitolio, a unas manzanas de donde hace menos de 150 años los esclavos eran hacinados en corrales y vendidos. Habrá treinta mil sillas en los alrededores y el recorrido en caravana hasta la Casa Blanca podría superar los dos millones de espectadores, cifra récord en este tipo de actos. Ese día, 20 de enero, no se permitirá en el lugar personas con paraguas, mochilas, bolsos grandes, coches para bebé, botellas, ni siquiera carteles. Veinte mil policías se encargarán de la seguridad.

“Cada acontecimento, cada acto, pondrá fin a un ciclo de la historia”, ha dicho un columnista del Washington Post sobre el “Día de la Inauguración” (Inauguración Day), que consagrará por primera vez a un afroamericano como presidente de la nación más poderosa del planeta. La ceremonia, que empieza al mediodía, costará 75 millones de dólares. Esa será la parte feliz para Obama. Después empezará lo duro. Deberá lidiar con la crisis económica, con las guerras de Irak y Afganistán, mejorar las relaciones con varios países y un largo etcétera. La tarea es ardua.

Economía enferma

El principal y mayor reto que enfrenta Obama en el cargo es la crisis económica que golpea a su país. Ese tema lo mantendrá ocupado gran parte del inicio de su mandato, lo que –según los expertos– alejará a América Latina de sus prioridades. La crisis norteamericana es la segunda mayor de su historia, después de la Gran Depresión de 1930: tienen un déficit de un billón de dólares, se ha perdido 2.6 millones de empleos el 2008 y los problemas económicos del sector financiero se han trasladado a sectores claves. El automotriz, por ejemplo.  

Obama había prometido en campaña el aseguramiento universal de la población e invertir un billón de dólares en programas de salud y educación. También destinar 15 mil millones de dólares anuales para nuevas tecnologías –donde están perdiendo liderazgo– y la creación o preservación de 3 millones de puestos de trabajo. Pero  hace unos días debió aceptar la realidad en una entrevista para la cadena ABC: “La crisis es grave. Quiero ser realista: no podremos hacer todo lo que dijimos en la campaña con el ritmo esperado”. Su plan de reactivación económica está siendo retocado y estaría en el Congreso para su aprobación, a mediados de febrero.

¿Y América Latina?

Lo que nos queda claro, a priori, es que América Latina no va a ser prioridad en su agenda Al menos no al comienzo. El internacionalista Alejandro Deustua dice que si bien Obama ha adelantado que está a favor de una relación más amplia con Latinoamérica, esto va a depender de la crisis y de su intención de ‘mejorar’ relaciones con viejos y nuevos adversarios: Cuba y Venezuela. “Es una posición interesante si como ha anunciado flexibiliza posiciones con Cuba, pero sería más pertinente privilegiar relaciones con países como el Perú, que han hecho esfuerzos de reforma y apertura económica”, explica.  

Según Deustua, nuestro país no solo debe supeditarse a un esfuerzo de intercambio comercial con Estados Unidos –que será impulsado por el TLC– sino también a trabajar con ellos en el fortalecimiento de la relación entre los países de la región, que luce fragmentada en los últimos tiempos. Otros entendidos en el tema, como Farid Kahat, han señalado que si bien el Perú ya tiene buenas relaciones con EEUU debe tener cuidado en el tema de los derechos humanos, pues es importante en la agenda de los demócratas. Un cuidado parecido deberá tener Colombia si pretende mantener la cercanía.

Obama también ha hecho alusiones a una reforma migratoria que regularice a varios millones de indocumentados latinos en el país del norte, pero no ha dado detalles. El caso quizá se alargue un tiempo antes de que se encuentre una solución.

Irak, Afganistán, otros países

Como parte del paquete de problemas heredado de Bush, el nuevo presidente tendrá que lidiar con la ocupación en Irak. Hasta el momento se han gastado cerca de 5 mil 600 millones de dólares mensuales en la guerra, son más de 4 mil los soldados norteamericanos muertos en acción y otros miles los que han sufrido lesiones permanentes. Obama prometió el retorno de tropas hasta  2010, retirando una brigada de combate al mes. “Su intención puede verse perjudicada si recrudece la violencia cuando el proceso comience”, ha dicho uno de sus asesores.

Otro caso similar es el de Afganistán, donde al parecer sí hay intenciones de quedarse un tiempo más por estrategia geopolítica. El problema es que EEUU requiere el apoyo de sus aliados de Europa para mantener presencia y casi nadie quiere enviar tropas. Ello también pone en peligro el objetivo norteamericano de capturar, vivo o muerto, al líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden.

Hay otro asunto pendiente en el rubro de las relaciones exteriores: Irán y en menor medida Corea del Norte, por su eventual acceso a tecnología nuclear. “Obama seguro enfrentará una crisis con Irán. De hecho creo que llegará a ese punto durante su primer año como presidente”, opina William Perry, ex ministro de Bill Clinton. Sobre el conflicto Israel-Palestina el nuevo presidente ha optado por no pronunciarse todavía, pero son muchos los observadores que han visto un sesgo pro israelí en él. Y sobre Guantánamo, donde están los prisioneros de la guerra de Bush contra el terrorismo, promete cerrarlo pero aún no sabe qué hará con los presos. 

Bush, adiós sin pena ni gloria

El presidente saliente, George W. Bush, abandona el cargo con cerca de 70% de desaprobación –según Gallup– y en medio de una serie de acusaciones sobre su pésima gestión. Se le culpa de involucrar a EEUU en una guerra contra el terrorismo que inició en Afganistán e Irak con pruebas inventadas, no logró la captura de Osama Bin Laden y causó la muerte de miles de norteamericanos, además del millonario gasto presupuestal. También pesan sobre él abusos contra los derechos humanos cometidos en la cárcel de Abu Ghraib, en prisiones de varios países aliados y en Guantánamo, donde las torturas están probadas y aún se mantiene en el limbo judicial a 250 prisioneros. (Kenneth Roth de Human Rights Watch ha planteado una Comisión de la Verdad para los crímenes vinculados a Irak). Y si en el exterior las cosas le fueron mal, en los temas domésticos todavía se recuerda la lenta reacción de su administración en la atención a las víctimas del huracán Katrina. Y como si eso fuera poco, casi al fin de su mandato estalló la crisis financiera que ha puesto a tambalear las estructuras económicas de su país y de medio mundo. La crisis se incubó durante años, pero fue durante su mandato que estalló. Él dice que se va satisfecho. Pero no, se va sin pena ni gloria.